Imagina que quieres empezar ese emprendimiento de venta de productos artesanales que tanto te ilusiona. Tienes la idea clara, incluso has anotado algunos pasos… pero los días pasan y sigues esperando “el momento perfecto”. En lugar de avanzar, te ocupas con tareas pequeñas, revisas una y otra vez los detalles o te distraes con cualquier cosa. Sabes que dar ese paso es importante, pero algo dentro de ti te frena. Esa sensación de querer y no poder avanzar es un claro ejemplo de procrastinación.
"La procrastinación" o “dejar para después” es el hábito de postergar voluntariamente tareas importantes, aun sabiendo que hacerlo puede traerte consecuencias negativas. No se trata simplemente de ser perezosa o desorganizada, sino de una conducta muchas veces impulsada por emociones como el miedo al fracaso, la inseguridad, la baja autoestima o la necesidad de perfección. En lugar de enfrentar lo que deseas o necesitas hacer, te distraes con actividades menos urgentes o más agradables para evitar el malestar que te genera esa acción pendiente.
Es una forma de autosabotaje silenciosa, que te aleja de tus metas mientras te deja con la sensación constante de estar en deuda contigo misma.
La procrastinación no siempre tiene que ver con la pereza o con falta de organización, como muchas veces creemos. A menudo, está enraizada en algo más profundo: una duda silenciosa sobre nuestro propio valor. Porque cuando no creemos que merecemos lo que deseamos, lo evitamos. Cuando sentimos que no somos lo suficientemente capaces, lo postergamos. Y cuando el miedo al fracaso nos paraliza, preferimos quedarnos en la comodidad de lo conocido… aunque nos duela.
Tu autoestima es esa voz interna que te dice quién eres, cuánto vales y qué eres capaz de lograr. Si esa voz ha sido debilitada por experiencias pasadas, críticas, miedos o inseguridades, es probable que te sabotees sin darte cuenta. Así, postergar lo que más deseas se convierte en una forma inconsciente de protegerte del dolor: del juicio, del rechazo, del error… incluso del éxito.
Pero mereces vivir esa vida que imaginas. Mereces sentir orgullo por cada paso, aunque sea pequeño. Mereces confiar en ti, aunque hayas tropezado antes. Y mereces sanar esa relación contigo misma para dejar de procrastinar tus sueños.
Empezar no significa tener todo resuelto. Empezar significa darte permiso para intentarlo, con tus miedos, con tus dudas, pero también con tu deseo ardiente de avanzar. Cuanto más te conectes con tu valor, cuanto más te trates con amor y compasión, más fácil te resultará actuar. Porque cuando tu autoestima florece, la postergación pierde fuerza.
Hoy te invito a hacer una pausa y preguntarte: ¿Qué sueño estás dejando para después?
Y más importante aún: ¿Qué necesitas recordarte para dejar de postergarlo?
Ejercicio práctico: Tu pequeño gran primer paso
Paso 1: Escribe con claridad y detalle el deseo que más anhelas concretar. Sé específica y usa el tiempo presente, como si ya estuvieras viviendo esa realidad. Por ejemplo: “Estoy creando mi propio emprendimiento exitoso” o “Disfruto de una vida llena de salud y bienestar”. Siente esa emoción mientras lo escribes, como si ya fuera verdad.
Paso 2: Haz una lista honesta de las creencias que te están deteniendo. Reflexiona sin juzgarte: ¿Qué pensamientos negativos o dudas aparecen cuando piensas en avanzar? Puede ser algo como: “No soy lo suficientemente buena”, “Me va a salir mal”, “No tengo tiempo” o “No merezco el éxito”. Reconocer estas creencias es el primer paso para liberarte de ellas.
Paso 3: Transforma esas creencias limitantes en afirmaciones poderosas y motivadoras. Por ejemplo, si piensas “No soy lo suficientemente buena”, reemplázalo por “Estoy aprendiendo y creciendo cada día”. Cambiar el diálogo interno fortalece tu confianza y te prepara para avanzar con más seguridad. Escribe estas afirmaciones y léelas en voz alta cada día.
Paso 4: Define una acción concreta que puedas dar en las próximas 24 horas y planifica qué harás después. Ese primer paso no tiene que ser perfecto ni enorme; puede ser algo simple como investigar una idea, escribir un correo o dedicar 10 minutos a planificar. Luego, piensa en cuál será el siguiente paso después de ese, para que tengas claro cómo seguir avanzando; y así sucesivamente. De esta manera, crearás un camino claro y realista que te mantendrá motivada y en movimiento hacia tu sueño.
Paso 5: Comprométete contigo misma a revisar tu avance cada semana. Dedica unos minutos para reconocer lo que lograste, ajustar tus pasos si es necesario y celebrar tus esfuerzos. Este hábito te ayudará a mantenerte enfocada, fortalecer tu autoestima y avanzar con confianza hacia ese deseo que quieres hacer realidad.
Recuerda que dentro de ti reside una fuerza inmensa, capaz de transformar cualquier sueño en realidad. No permitas que el miedo, la duda o la voz crítica te roben la oportunidad de vivir la vida que anhelas. Cada pequeño paso que des, por insignificante que parezca, es un acto de valentía y amor propio. Hoy es el día para dejar atrás la postergación y abrazar tu valor. Confía en ti, en tu poder para crear, avanzar y brillar. Tú mereces lo mejor, y el mundo espera que des ese primer paso hacia tu grandeza. ¡Hazlo por ti, hazlo ahora, y no mires atrás!
Si esta lectura tocó algo dentro de ti…
No te lo guardes. Compártelo con esa mujer que también necesita recordar su fuerza. Quizás hoy seas tú quien le encienda una luz.
Suscríbete al newsletter y recibe palabras que te abracen, te inspiren y te impulsen a seguir creciendo, cada semana, directo en tu correo.
Y si aún quieres más…
Sigue explorando las otras notas. Cada una guarda un mensaje pensado para ti, para ayudarte a florecer a tu ritmo, a tu tiempo, con todo lo que eres.