Tu autoestima no es lo que los demás creen de ti. Es lo que tú te permites ver cuando cierras los ojos y te escuchas con honestidad. Es el juicio silencioso que haces sobre ti misma, la medida con la que te valoras y la fuerza que decides usar para salir adelante.
No se trata solo de lo que logras, sino de cómo te conectas con lo que eres. Con esa esencia única que nadie más tiene. Con ese brillo que a veces se apaga, pero nunca desaparece del todo.
¿Te has preguntado últimamente cómo está la relación que tienes contigo?
Quiero contarte la historia de Mariela. Una mujer que pasó más de veinte años trabajando en una tienda de ropa. Todos la admiraban por su buen gusto, por cómo combinaba prendas con magia. Pero dentro de ella, había un silencio… una parte que se sentía incompleta. Desde pequeña, había soñado con crear su propia línea de ropa, pero la vida la llevó por otros caminos, y ese sueño quedó guardado, casi olvidado.
Hasta que un día, una clienta le dijo algo simple, pero poderoso: “Tienes un talento increíble, deberías intentarlo”. Esa frase le tocó el alma. Fue como una chispa que encendió una parte dormida en ella. Por primera vez en mucho tiempo, se miró con otros ojos. Se hizo una pregunta que lo cambió todo: “¿Y si lo intento?”
Y lo intentó. Con miedo, sí. Con dudas, claro. Pero también con la decisión de reencontrarse con su sueño. Empezó a escribir cada día una razón por la que sí creía en sí misma. Pequeños pasos que le devolvieron la confianza. Con cada puntada, con cada diseño, volvió a sentirse viva. Se acercó, poquito a poco, a la mujer que siempre supo que podía ser.
La autoconfianza fue su aliada. Esa fuerza que no siempre se ve, pero que se siente cuando decides caminar, aunque no todo esté claro. Cuando Mariela se reconectó con su valor, algo dentro de ella cambió. Y como un círculo virtuoso, su seguridad creció con cada logro, reforzando su autoestima y abriéndole las puertas a una nueva vida. Hoy tiene su propia marca y, más allá del éxito, tiene la certeza de que creer en sí misma fue su mejor elección.
¿Y si algún día te sientes frágil? ¿Y si tu autoestima se tambalea? No te preocupes. A todas nos pasa. Esos momentos de duda no son el final… son una oportunidad. Porque cuando tu autoestima cae, tu confianza tiembla. Y cuando dudas de ti, te cuesta reconocerte. Por eso, fortalecer ambas es vital: son tus pilares. Tu refugio y tu impulso.
Y aquí viene lo primordial: tú eres la persona más importante de tu vida.
Sí, tú. Cuidarte no es egoísmo, es amor propio. Es ponerte en el centro con respeto. Cuando te tratas con amor, cuando priorizas tu bienestar, te transformas. Y eso se nota. En cómo decides, en cómo te relacionas, en cómo te despiertas cada mañana.
Decir “no” sin culpa, elegir tus sueños, darte el mismo cariño que das a otros… todo eso cambia tu vida. No es magia. Es decisión. Es el poder de amarte de verdad.
Como dice el viejo refrán: "Ámate a ti misma como amas a los demás". Porque el amor genuino empieza en ti. Cuando te respetas, cuando te valoras, puedes construir relaciones sanas, profundas, auténticas. Puedes dar desde un lugar lleno, no desde la carencia.
No lo olvides: tu valor no depende de lo que otros vean… sino de lo que tú crees sobre ti misma. Dentro de ti hay una fuerza inmensa, lista para ser despertada. Y no importa cuántas veces la vida te haya desviado. Siempre estás a tiempo de elegir otro camino. De volver a empezar. De reconstruirte con amor.
Hoy puede ser ese día. El día en que decides mirarte con ojos nuevos, creer en ti sin condiciones y dar el primer paso hacia esa nueva versión que ya está esperando. Porque tus sueños no se han ido… solo te estaban esperando.
Si esta lectura tocó algo dentro de ti…
No te lo guardes. Compártelo con esa mujer que también necesita recordar su fuerza. Quizás hoy seas tú quien le encienda una luz.
Suscríbete al newsletter y recibe palabras que te abracen, te inspiren y te impulsen a seguir creciendo, cada semana, directo en tu correo.
Y si aún quieres más…
Sigue explorando las otras notas. Cada una guarda un mensaje pensado para ti, para ayudarte a florecer a tu ritmo, a tu tiempo, con todo lo que eres.