No eres lo que fuiste… eres lo que estás a punto de recordar ¿Y si hoy volvieras a mirarte con los ojos del alma?

A menudo, en medio de la rutina diaria y las exigencias del mundo exterior, olvidamos lo que realmente somos. Las voces ajenas nos desvían de nuestra esencia, y nos dejamos llevar por lo que otros piensan o dicen. Pero hoy es diferente. Hoy te invito a detenerte, respirar y mirar más allá de las opiniones de los demás. Porque "El espejo olvidado" es mucho más que un cuento, es una invitación a volver a encontrarte con esa mujer única, poderosa y valiosa que sigue esperando ser reconocida.

featured-image

Al leer estas palabras, quiero que te permitas conectar con esa parte tuya que quizás habías dejado de escuchar: esa mujer que ha estado ahí todo el tiempo, con sus sueños, su fortaleza y su luz interior. Esta es tu oportunidad de reencontrarte con ella. No lo dejes pasar… porque hoy puede ser el día en que el reflejo que ves en el espejo se convierta en el verdadero reflejo de tu poder.

El espejo olvidado

Un cuento sobre tu verdadero reflejo

Había una vez una mujer llamada Clara que, tras muchos años dedicada a cuidar de todos menos de sí misma, comenzó a sentirse invisible. A pesar de sus esfuerzos, sentía que no era suficiente: no lo bastante bonita, no lo bastante joven, no lo bastante exitosa. Un día, agotada de sentirse así, decidió visitar a una anciana sabia que vivía al pie de una colina y que, según decían, ayudaba a las mujeres a reencontrarse con lo que habían perdido de sí mismas.

—Maestra, he intentado todo para gustar, para encajar, para sentirme valiosa… pero sigo sintiéndome vacía —dijo Clara con la voz quebrada.

La anciana la miró con ternura y le dijo:

—Antes de darte una respuesta, necesito que hagas algo por mí. Toma este espejo viejo y emborronado. Llévalo al pueblo y pregunta a cada persona qué ve en él. Luego regresa y cuéntame.

Clara obedeció. Fue al mercado, al parque, a la plaza. Uno tras otro, todos decían cosas como: “Está sucio”, “No refleja nada”, “Es inútil”, “Deberías tirarlo”. Nadie parecía verle valor alguno.

De regreso, decepcionada, Clara devolvió el espejo a la anciana.

—Nadie ve nada en él —dijo—. Me han dicho que no sirve.

La sabia sonrió y le respondió:

—Ahora haz algo más. Límpialo. Y mírate tú.

Clara tomó un paño, quitó el polvo y, al mirarse, vio algo que hacía mucho había olvidado: sus ojos llenos de fuerza, sus líneas marcadas por risas y batallas ganadas, y una luz que seguía viva dentro suyo.

—Ese espejo no estaba roto, simplemente había sido olvidado —dijo la anciana—. Así pasa contigo. Cuando dejas de mirarte con amor, crees que no valés. Pero el reflejo más importante es el que te devuelves tu misma.

Este cuento es una caricia para tu alma, un recordatorio suave y profundo de que no eres lo que los demás opinan, critican o señalan. Eres muchísimo más que eso.

Eres lo que tú crees de ti misma…Eres esa mujer que, cuando se anima a mirarse con ternura, valentía y amor propio, comienza a florecer de nuevo.

Y el verdadero poder de tu transformación empieza justo ahí: en ese instante en que recuerdas —de verdad— lo valiosa, única y maravillosa que eres.

Después de tantos años cumpliendo expectativas, cuidando a los demás, postergando tus sueños o intentando encajar en moldes que no te representan, puede que te hayas olvidado un poco de ti.

Tal vez, como Clara en el cuento, comenzaste a creer que tu valor dependía de lo que otros veían… y dejaste de notar el brillo que siempre estuvo dentro de tuyo.

Pero hoy estás aquí, leyendo estas palabras. Y eso dice mucho. Significa que hay una parte de ti que sigue viva, que quiere despertar, que desea volver a mirarse con amor, reconocerse y decir:

“Estoy lista para volver a confiar en mí”.

Construir autoconfianza no es una meta final, es un camino que se recorre paso a paso. Se trata de empezar a elegirte cada día, de hablarte con más suavidad, de animarte a dar pasos nuevos, aunque sientas miedo. No tienes que esperar que el mundo te aplauda para sentirte valiosa. Ya lo eres. Lo eres por lo que has vivido, por lo que has superado, por todo lo que te hace ser quien eres.

¿Y por dónde puedes empezar?

  1. Reconoce tus logros, incluso los que crees pequeños.
  2. Escucha cómo te hablas… y reemplaza la crítica por palabras que te alienten.
  3. Rodéate de personas que te hagan sentir más viva, no menos.
  4. Vuelve a conectar con tus talentos, con eso que te apasiona, con lo que te mueve.
  5. Permítete equivocarte, aprender, cambiar de rumbo… y volver a empezar.

Creer en ti es un acto de amor profundo. Y también es un acto de valentía. Porque cuando una mujer vuelve a confiar en sí misma… no hay límites para todo lo que puede transformar, crear y conquistar. Ese momento puede ser hoy. El día en que decides mirarte con nuevos ojos… y empezar a brillar desde tu verdad.


Si esta lectura tocó algo dentro de ti…

No te lo guardes. Compártelo con esa mujer que también necesita recordar su fuerza. Quizás hoy seas tú quien le encienda una luz.

Suscríbete al newsletter y recibe palabras que te abracen, te inspiren y te impulsen a seguir creciendo, cada semana, directo en tu correo.

Y si aún quieres más…

Sigue explorando las otras notas. Cada una guarda un mensaje pensado para ti, para ayudarte a florecer a tu ritmo, a tu tiempo, con todo lo que eres.